La Señora de Chamblay 1859
La Señora de Chamblay cuyo titulo original es Madame de Chamblay es una obra de Alejandro Dumas que en español se puede encontrar bajo el titulo de "La Mujer de un Jugador". De esta novela se ha discutido la autoría de Dumas. De acuerdo a Harry Spurr, el manuscrito de esta obra fue entregado a Dumas por un amigo en 1836, y plantea que el verdadero autor es Octave Feuillet. Fue publicada en el diario “Le Monte-Cristo” en 1859 con el titulo: Ainsi soit-il!. De acuerdo a la “Bibliografia de Alejandro Dumas” de Frank Reed su edición original fue en Bruselas, por Meline Cans. Et Cie, como Ainsi soit-il, en 3 volúmenes, en 1859. Su primera edición en Francia se titulo Madame de Chamblay, en Paris, por Cadot, en 5 Volúmenes, el año 1862.
La Señora de Chamblay Argumento
Dumas cuenta sobre un amigo al que por diversos motivos no puede contactar, finalmente, se entera que ha fallecido su Madre y posteriormente recibe de él un escrito donde le narra todo lo que le ha sucedido en el periodo en que se dejaron de ver. Max de Villiers, deprimido por la muerte de su Madre quien fue la único que lo crió al perder a su padre desde pequeño, se encuentra muy deprimido, por lo que decide alejarse de todo buscando a su amigo Alfredo de Senonches quien ostenta un cargo político como secretario de la embajada de Bruselas. Lo recibe afectuosamente y le propone que vivan juntos mientras se recupera de su dolor.
Un día que se celebra una reunión con personalidades de la ciudad conoce al señor de Chamblay quien es una persona muy bien educada, pero tiene el vicio de apostar. Le presta un dinero y luego se lo devuelve multiplicado, por haber ganado con él. Max que fue aconsejado por su madre que nunca apueste, siente que ese dinero no le pertenece. Al día siguiente recibe la visita de la esposa del señor Chamblay Edmea, ella busca a su amigo Alfredo para que interceda a favor del prometido de su hermana de leche hija de su empleada para que no vaya a servir al ejercito. Alfredo utiliza el dinero recibido para que otra persona en su lugar vaya por él, quedando la Señora de Chamblay muy agradecida. Max ve en Edmea una mujer muy bella pero con un rostro que demuestra haber sufrido mucho en la vida. Sin darse él mismo cuenta va sintiendo una gran cercanía hacia ella, sucediendole lo mismo a Edmea.
Al enterarse que el señor de Chamblay ha rematado una propiedad de Edmea para cubrir sus deudas, Max la vuelve a comprar, ya que se entera que es el lugar donde Edmea creció. En agradecimiento de haber salvado a Gracianillo el prometido de Zoe, la hermana de leche de Edmea, Max es invitado a la boda, pero Max tiene otra sorpresa regalandoles una pequeña casa amueblada por él, además de la fiesta de recepción de la boda. En esta reunión Max y Edmea se vuelven a encontrar, sintiendo ambos una gran atracción, finalmente, se vuelven a reunir en el castillo de Juvigny que compro Max y es donde Edmea le cuenta su vida, como desde pequeña quedo huérfana de Madre y su padre se volvió a casar, para fallecer al poco tiempo, su madrastra consigue hacerla casar a los 15 años, pero por influencia de un consejero un religioso perverso que tiene pensamientos impuros hacia Edmea, le hace creer a la jovencita que su esposo es el diablo y ella se horroriza de hacerse a él. Finalmente se refugia con Zoe en un convento y su esposo a los pocos años muere. Nuevamente la hacen casar esta vez con el señor de Chamblay un adicto a las apuestas.
Edmea además le revela que tiene un poder que le permite entrar en trance y saber lo que va a suceder. Ambos jóvenes reconocen su mutuo amor, pero deben cuidarse que no los descubra el señor de Chamblay y el abate Morin. Mientras tanto, el esposo de Edmea sigue endeudandose cada vez más buscando vender las propiedades de ella, para cubrir sus gastos. Max es feliz con Edmea, pero su relación es secreta y solo la conocen su amigo Alfredo, Zoe y Gracianillo, ambos temen que se descubra. Un día Edmea tiene entra en trance y tiene una fatal visión, que solo Max conoce, por que al recobrar el sentido no la recuerda, Max no sabe que hacer, si debe impedirla, y dejar que las cosas sucedan como están previstas.
La Señora de Chamblay 1859
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